Alumnos del Taller
Virtual & Presencial
Un bocadillo y un café.
Un bocadillo y un café
Mientras saboreo un delicioso bocadillo y tomo un sorbo de café caliente, me preparo para escribir un pedacito de mi vida. Este momento, sencillo pero lleno de significado, marca el inicio de un viaje a través de mis recuerdos y experiencias. Cada bocado y cada sorbo me transportan a diferentes momentos, a veces dulces, a veces amargos, pero siempre importantes.
El dibujo realmente es una forma mágica de conectar con nuestra imaginación y creatividad. Es como si cada trazo fuera un hilo que teje una historia única en nuestra mente y corazón. Además, como lo mencioné antes, el arte tiene un poder terapéutico y puede ser una gran herramienta para el desarrollo personal y profesional.
En las Noches Antes de Dormir.
Por las noches, cuando preparo los talleres para mis alumnos, me doy cuenta de la cantidad significativa de tareas que tengo por delante. No es algo que tome a la ligera; no me gusta improvisar. Dedico tiempo a pensar en cada alumno de manera individual, buscando cómo puedo llegar a él o a ella de la mejor forma posible, especialmente cuando las clases son en línea. La enseñanza a distancia presenta desafíos únicos, pero me esfuerzo por encontrar métodos efectivos para asegurarme de que cada estudiante reciba la atención y el apoyo que necesita. Cuando las clases son presenciales, me resulta más sencillo seguir de cerca su progreso, identificar errores y trabajar juntos para corregirlos. La mayor satisfacción para mí es ver cuando comprenden lo que intento enseñarles. Sin embargo, si alguna vez no logran entender algo, no me detengo ahí; busco diferentes formas de acercarme, de conectar con ellos, porque el amor que siento por este trabajo es verdaderamente infinito.
Mi pasión por la enseñanza proviene de un deseo profundo de compartir todo lo que he aprendido a lo largo de mi vida. Comencé a dibujar y estudiar arte desde que tenía cinco años, como un hobby que me llenaba de alegría. Con los años, mi pasión se convirtió en una carrera que me llevó a trabajar en agencias de publicidad como ilustrador y diseñador gráfico, así como en la restauración de bares. Sin embargo, después de muchos años en esas áreas, decidí retirarme de ese mundo y dedicarme por completo a lo que más amo: el dibujo.
Mi misión ahora es dejar un legado, cultivando y regando las semillas del conocimiento en mis alumnos, sean niños o adultos. Aspiro a enseñarles un oficio que no solo les permita desarrollar una disciplina encantadora, sino también una habilidad que puede ser rentable en su futuro, ya sea como un hobby o como una carrera emprendedora. Quiero que vean en el dibujo no solo una forma de expresión artística, sino también una puerta hacia oportunidades laborales, como trabajar en imprentas editoriales o incluso impartir talleres en colegios. Este es el legado que quiero dejar, y lo hago con el corazón lleno de gratitud por la oportunidad de compartir mi pasión con otros.












